lunes, 19 de mayo de 2014

El poder especial de Érica


    Érica Esmorís.
    Es decirlo, escribirlo, y sonreír. Y verla con una camisa vaquera, unas zapatillas blancas y un sombrero descubriendo L.A. O un poco antes, bajo el sauce llorón de Calasancias, con un chicho a un lado y zapatos... ¿Gorila? (Privata, corrige Érica en Facebook), riéndose fuerte, como si toda una clase lo hiciese a la vez.
    He tenido la suerte de celebrar las Letras en La Voz con Érica Esmorís y otra escritora a la que quiero, Dores Tembrás. Sus libros, uno de Érica y tres de Dores, viven conmigo, son parte del caos sideral de tiempos verbales que es mi casa. El pasado no pasado es un presente continuo. Y un presente es un regalo.
    Un verano Érica creó a Amabel, una heroína con un sentido pleno de la infancia, pero eso ya no es noticia. En todo caso, entrevista en YES. Y esa entrevista, publicada el sábado, se gestó hace algún tiempo. ¿Nueve meses? Es posible, pues fue el pasado junio cuando tropecé con Érica en unas escaleras después de un largo paseo de años sin vernos. Ella bajaba, yo subía, le conté: ya ves, aquí con mi hija. Ella dijo algo como: Yo sin hijos, pero ya ves, escribo la historia de una niña con un poder especial. Como no soy tan veloz como la madre de Amabel, tardé en reaccionar. Aaaah! Qué intriga.
    Con esta superheroína casera
    nació el sello Sushi Books
    Unos meses después de aquel encuentro el libro llegó a mis manos. Y mis manos lo auparon y pasaron las hojas muertas de risa y de ternura con muchas cosas de Amabel, con Roi, coa curmá Comba... Sentí yo aquel olor a pelea de recreo, a sudor de brilé, a lápices, a algas, a verano infantil con mucho cloro y a ese amor cómplice, dulce de verdad, de abuela. No leí O poder de Amabel como amiga, sino como lectora, y como tal, muy segura de mi oficio, me quedé enganchada en la risa floja por la escena de una jaula de palomas llena de caca. También muy agradecida con los padres de Amabel, y con Amabel ¡claro!, por ser tan así, tan de verdad.
    Gracias al poder especial de Amabel, entrevisté a Érica Esmorís dos veces, y una tercera, y una cuarta ¡por WhatsApp! Hablamos de muchas cosas, las llevo en mi cabeza algo alteradas, porque una vez la grabación se borró (mis dedos guardan silencio) y mi memoria tiene por costumbre pasar de la literalidad. Érica me contó que no tiene miedo a nada, que dice lo que piensa, que ama los animales, el verano y el movimiento, que sabe desenvolverse en las crisis. Antes escribía para hacer terapia, ahora no. Sale con un músico de raíz. Tiene un gato, una perra, dos proyectos, una furgoneta que ha convertido en hogar. De pequeña soñaba con ser normal, quizá sin saber que eso supondría perder su poder especial.
    Menos mal que no todos los sueños se hacen
    realidad.

    Te seguimos, Érica Esmorís
    (http://www.ericaesmoris.com/)


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